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domingo, 27 de julio de 2014

"Guía del autoestopista galáctico", Douglas Adams (by Patofan)

Título: Guía del autoestopista galáctico (Guía del autoestopista galáctico #1)

Título original: The Hitchhiker's Guide to the Galaxy

Autor: Douglas Adams

Idioma original: Inglés

Saga: Guía del autoestopista galáctico

Editorial: Anagrama

Año de publicación: 1979

Páginas: 297 (incluye un epílogo independiente a la historia de unas 100 páginas)


Sinopsis: Un jueves a la hora de comer, la Tierra es inesperadamente demolida para poder construir una nueva autopista hiperespacial. Arthur Dent, un tipo de lo más corriente que esa misma mañana ha visto como echaban abajo su casa, considera que eso supera lo que una persona puede soportar. Pero, desgraciadamente,  el fin de semana no ha hecho más que empezar, y la galaxia es un lugar extraño y sorprendente. Arthur huirá de la Tierra junto a un amigo suyo, Ford Prefect, que resultará ser un extraterrestre emparentado con Zaphod Beeblebrox, un pirata bicéfalo que fue Presidente de la Galaxia, en la nave en la cual conocerá al resto de personajes que lo acompañaran a lo largo de su periplo espacial: Marvin,  un androide depresivo y Trillian, una terrícola que, como Arthur, logró escapar. Gracias a esta eludible aventura, Dent descubrirá muchas cosas acerca de la existencia, pero tal y como aconseja la Guía del autoestopista galáctico, “que no cunda el pánico”.


Mi historia con este libro es un poco rara. Conocerlo lo conocía desde hace bastante (estaba de referencias hacía el número 42, el restaurante del fin del mundo y sucedáneos hasta mi inexistente moño), pero nunca me había dignado a leerlo por dos razones: me daba palo ir a comprarlo y me daba palo acabarme el que tenía a medio para hacerle hueco (Herejes de Dune o “Cómo arruinar una saga de ciencia-ficción con romances innecesarios”). 

Sin embargo, como por capricho del destino, hace unos días me preguntó la administradora Kurenai que si conocía esta saga y que si estaba dispuesto a leérmela y a reseñarla. Viendo que tenía ganas de leerme el libro de por sí (y que tampoco debería serme tan difícil hacer una reseña al respecto) me puse en marcha: mandé a mi padre a la librería a por el libro porque me seguía dando palo ir y dejé aparcado el libro que tenía a medio (aún sigue ahí cogiendo polvo). Y personalmente creo que ha sido una gran decisión.

La Guía del autoestopista galáctico es un libro fácil de leer. Tiene un lenguaje perfectamente comprensible, es corto (yo he tardado unos tres días en leérmelo leyendo de forma esporádica, se puede acabar en un día si te lo propones) y tiene una trama sencilla, fácil de entender y que te engancha por su humor. 

Puede que esté considerado un libro de ciencia-ficción, pero a las pocas páginas que leamos nos daremos cuenta de que la ciencia-ficción no es sino una tapadera para el verdadero género de este libro: el humor. Y concretamente el absurdo. Un humor omnipresente en todas las secciones del libro, que nos sacará una carcajada (o una sonrisa si no nos encontramos con energía para reír) por lo absurdo y cómico de las situaciones. Es posible que nos saque tales carcajadas que despiertes al familiar de turno y venga sonámbulo a tu cuarto para preguntarte si te pasa algo. Y esto lo sé por experiencia propia.


"La poesía vogona ocupa, por supuesto, el tercer lugar entre las peores del Universo. El segundo corresponde a los azgoths de Kria. Mientras su principal poeta, Grunthos el Flatulento, recitaba su poema “Oda a un bultito de masilla verde que me descubrí en el sobaco una mañana de verano”, cuatro de sus oyentes murieron de hemorragia interna, y el presidente del Consejo Inhabilitador de las Artes de la Galaxia Media se salvó al comerse una de sus piernas. Se dice que Grunthos quedó “decepcionado” por la acogida que había tenido el poema, y estaba a punto de iniciar la lectura de su poema épico en doce tomos titulado “Mis gorjeos de baño favoritos”, cuando su propio intestino grueso, en un desesperado esfuerzo por salvar la vida y la civilización, le saltó derecho al cuello y le estranguló."


Tratando un poco los personajes de la obra,  lo primero que me viene a la mente es claro: son planos. Por lo general, no cambian lo más mínimo a lo largo de la obra y su personalidad tampoco está excesivamente desarrollada (la única excepción siendo Zaphod, con el que descubrimos el por qué de su impulsividad). Esto llega al extremo con el personaje de Trillian, un personaje que (que yo recuerde) literalmente no hace nada en la trama (ni bueno ni malo) excepto servir para un chiste sobre la cola del paro.

Otra cosa que también he notado es la gran cantidad de personajes de “usar y tirar” con la que nos encontramos. Por ejemplo, en el segundo capítulo nos presentan a Míster Prosser, el jefe de la demolición de la casa de Arthur y descendiente directo de Genghis Khan. Parece un personaje que puede traer unas buenas dosis de humor (teniendo en cuenta que su mente está continuamente llena de sangre y jinetes), de no ser porque la Tierra es demolida en el siguiente capítulo y no volvemos a saber más de él. Esto ocurre más adelante con los vogones (expulsan a los protagonistas de la nave y hasta luego) y, especialmente, al final del libro, donde introducen a una friolera de personajes que aparecen como mucho un capitulo o incluso menos.


-Pero míster Dent, los planos han estado expuestos en la oficina de planificación local desde hace nueve meses.
-¡Ah, claro! Ayer por la tarde, en cuanto me enteré fui corriendo a verlos. No se ha excedido usted precisamente en llamar la atención hacia ellos, ¿verdad que no? Me refiero a decírselo realmente a alguien, o algo así.
-Pero los planos estaban a la vista…
-¿A la vista? Si incluso tuve que bajar al sótano para verlos.
-Ahí está el departamento de exposición pública. 
-Con una linterna.
-Bueno, probablemente se había ido la luz.
-Igual que en las escaleras.
-Pero bueno, encontró el aviso, ¿no?
-Sí – contestó Arthur - , lo encontré. Estaba a la vista en el fondo de un archivador cerrado con llave y colocado en un lavabo en desuso en cuya puerta había un letrero que decía: Cuidado con el leopardo.



Un detalle que me ha encantado de esta obra es cómo intercala los pasajes en los que se desarrolla la trama con los pasajes para explicar detalles (generalmente con grandes dosis de humor). Estas explicaciones no resultan en ningún momento pesadas y sirven para aclarar un poco el surrealismo de la trama (y son una oportunidad perfecta para crear comedia a saco).


¿Debería leerlo?

Este es un libro que definitivamente recomendaría a todo el mundo. No solo por su estatus de “libro de culto”, sino por su gran humor y porque es fácil de leer. Es un libro que puedes coger en cualquier rato libre que tengas y echarte unas buenas carcajadas.

Con esto concluye la reseña de este clásico de la ciencia-ficción/humor. Probablemente acabe reseñando al resto de libros de esta saga, así que si os ha gustado la reseña y/o el libro estaros atentos. Cualquier comentario que tengáis podéis realizarlo o en la sección de comentarios o en las redes sociales. ¡Hasta la próxima!

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