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domingo, 28 de enero de 2018

Devilman: Crybaby

Hacía milenios que no reseñaba ningún anime por la simple razón de que no estaba viendo ninguno. Igual que existen los parones lectores, yo tenía un parón otaku por así decirlo. Fue en parte gracias a Twitter y la fiebre que surgió de repente con la nueva producción de Netflix Devilman: Crybaby, que decidí animarme y darle una oportunidad.


Título: Devilman: Crybaby

Género: demonios, fantasía, gore, explícito

Estudio: Science SARU

Año: enero de 2018

Trama: Los demonios han despertado y la humanidad es presa del caos. Un sensible chico-demonio se verá arrastrado a una violenta guerra contra el mal por su misterioso amigo.

Seiyuus:

-Ryo Asuka: Ayumu Murase
-Akira Fudou: Koki Uchiyama
-Miki Makimura: Megumi Han
-Miko Kawamoto: Ami Koshimizu


La verdad es que no sé muy bien por dónde empezar esta reseña. Me advirtieron acerca del carácter del anime, pero es inevitable "fliparlo" cuando le das al play. Lo primero que debemos saber es que Devilman: Crybaby es un remake del mítico anime y manga con el mismo nombre, ambos de 1972. Por tanto, los que veáis la serie esperando encontraros lo mismo, encontraréis con que este remake está adaptado a la actualidad. Después de todo es una crítica feroz contra la sociedad y la manera en que la humanidad desarrolla ciertas actitudes, por lo que que hayan escogido adaptarlo a nuestros días me parece un gran acierto.

Akira Fudo es un niño llorón y excesivamente empático que vive con los mejores amigos de sus padres, ya que estos trabajan en el extranjero y no pueden hacerse cargo de él. Su día a día es normal, anodino, conviviendo con una de las promesas del atletismo Miki Makimura, una chica admirada por su personalidad, físico y su velocidad en la pista. Esto cambiará cuando Ryo, amigo de la infancia de Akira, regrese a Japón desde EEUU. Contactará con Akira y le contará que el motivo de su visita es que el profesor Fikira, de la universidad donde trabaja, ha estado haciendo un estudio sobre los demonios. El objetivo de Ryo es demostrar que existen y que se esconden entre los humanos, camuflados y fingiendo que son una persona más. Para dar validez a esta teoría necesita pruebas y Akira va a ayudarle. Le conduce a una fiesta ilegal plagada de música, sexo y drogas supuestamente organizada por los demonios. Tras conseguir que estos se desaten y muestren su verdadero ser, atacando y matando a todos los que se pongan por delante, Ryo comienza a grabarlo y a invocar al demonio Amon, provocando que este se introduzca en el cuerpo de Akira, el cual era el verdadero objetivo de Ryo.


Sin embargo, aunque Akira puede transformarse en demonio, no ha perdido su corazón humano como sucede cuando la mayoría sufren la posesión. Cambia físicamente y pasa de ser un chico bajito y enclenque, a un joven apuesto, alto y fuerte. A pesar de ser más poderoso y rápido (como demuestra en las pistas de atletismo ya que también pertenece al club), su personalidad delicada, dulce y ciertamente introvertida no se modifica. Su corazón sigue igual de cálido. Así pues, ahora adoptará la identidad de Devilman, un ser mitad humano mitad demonio que se dedica a cazar a estos últimos y exterminarlos. Ryo, por su parte, al principio le ayuda a ello. Lo que Akira no sabe es que todas sus acciones están controladas para otros propósitos de Ryo que se revelan de cara al final.

Aunque Devilman: Crybaby no es mi tipo de anime, es inevitable reconocer su maestría. Akira es un personaje que me ha gustado muchísimo. Logra conectar con el espectador gracias a su enorme empatía tanto con las personas como con los propios demonios, algo impensable. Es un ser puro, lleno de luz que solo quiere hacer el bien y proteger a aquellos que le importan. Sus actos están motivados por el bien y la bondad y esta calidez se demuestra cuando llora ante las injusticias o al ser consciente de que alguien está sufriendo y él no puede evitarlo. Ha sido mi personaje favorito con diferencia debido a su inocencia, ingenuidad y bondad. Akira representa que tanto los humanos como los demonios pueden tener corazón y sus razones, que ambos pueden convivir y no tienen por qué ser intrínsecamente malvados.

Por su parte, he detestado a Ryo con toda mi alma. Todo el elenco está muy bien construido, incluido, y aunque reconozco que me ha gustado  la manera en que se ha plateado y lo que representa, me ha resultado imposible no odiarlo. Porque, admitámoslo, está hecho para ser odiado. Es la frialdad personificada. Ryo es egoísta, carente total de empatía, le da igual lo que suceda a su alrededor o quién salga lastimado mientras sus objetivos salgan como los ha planteado. Es, en definitiva, justo lo contrario a Akira. Mientras este representaría la candidez, Ryo es la viva imagen de la indiferencia más absoluta. Su experimento respecto a los demonios está por encima de todo y de todos y, mientras que al principio apreciamos cierto "cariño" hacia Akira, de cara al final nos damos cuenta de que él también es prescindible en el caso de que sea necesario. Ryo representa la parte más negativa de humanos y demonios. Ese egoísmo y desprecio a aquello que no le interesa ni le afecta personalmente. Algo que me ha resultado curioso y muy esclarecedor es el hecho de que Akira se relacione con el negro y los colores oscuros, ya que es el demonio, mientras que Ryo justo lo contrario y vaya vestido de blanco, como si fuera el ángel; sobre todo teniendo en cuenta que sus maneras de ser no coinciden en absoluto con ese patrón ya que son justo lo contrario a lo que esa combinación de colores y su papel sugieren.

Los personajes secundarios también están fenomenalmente construidos. Miki es la típica chica perfecta, sin defectos, guapa, inteligente, la mejor en todo lo que hace, y con una personalidad maravillosa. Al ser popular es el modelo a seguir de muchas personas como demuestra su popularidad en las redes sociales. Vive junto con Akira, con el que se lleva genial, y su familia es cristiana. La religión estará presente en varias escenas pero en realidad no es un hilo conductor. Miko es su compañera en el club de atletismo, siempre la segundona por detrás de Miki, incapaz de superarla, lo que genera la envidia hacia su amiga. Por otro lado, tenemos al grupo de raperos, chavales "marginados" que critican la sociedad y el futuro de los jóvenes japoneses en las letras de sus raps improvisados. Se encuentran inmersos en una sociedad que no los entiende, que no se preocupa por ellos, para la cual son invisibles. La carga social de sus canciones es maravillosa y sueltan verdades como puños.

Como ya he comentado,  Devilman: Crybaby es una puñalada tras otra con la sociedad actual. El hecho de que haya demonios infiltrados viviendo como humanos es solo una excusa del autor para demostrar a los verdaderos monstruos: las personas. Igual que Akira es el vivo ejemplo de que los demonios pueden albergar sentimientos,  desde el principio se nos van mostrando pinceladas de la naturaleza que se esconde detrás de las personas. Son seres mezquinos, crueles, que se dan al alcohol, a las drogas y al sexo desenfrenado sin plantearse las consecuencias (como podemos comprobar en las fiestas ilegales que se organizan, las cuales están fomentadas por los demonios pero que atraen a la gente como la miel al oso). Muchos son capaces de cualquier atrocidad y acto violento con tal de defenderse y de defender aquello en lo que creen. De hecho, la existencia de demonios será la excusa perfecta para perpetrar toda serie de actos grotescos y terribles. Este anime plantea una gran pregunta, ¿quiénes son los verdaderos demonios? Sin duda, viendo esta serie os aseguro que la respuesta no es tan clara como pueda parecer.

El final es... demoledor. En el último capítulo hay un par de giros de trama que no sorprenden y sorprenden a partes iguales. Los minutos finales del episodio son, para mí, desgarradores y han sido precisamente esos minutos los que han hecho que mi percepción del anime cambie. Los primeros capítulos son introductorios en los que no pasa prácticamente nada o muy poco porque lo que hacen es preparar el terreno para el apogeo que surge a partir del séptimo/octavo, que es cuando de verdad contemplamos en esplendor las intenciones de cada grupo y todo aquello que se sugería pero no se dejaba claro en los anteriores. Además, comentar los guiños constantes al mítico anime Neon Genesis Evangelion (ya que este tenía guiños también al Devilman original) que son en especial evidentes en este último capítulo.


Sin duda, lo más espectacular y digno de resaltar son la animación y la banda sonora. La animación es agradable, suave y de tonos pasteles en las escenas normales y del día a día, como las del instituto; es decir, en los momentos que pertenecen al mundo de los humanos, por decirlo de alguna manera. No obstante, cambia radicalmente cuando entran los demonios en juego. Se utilizan todos oscuros, animaciones más afiladas y explícitas, incluso se llegan a ver a los personajes con caras demacradas y expresiones medio deformadas que, junto con las tonalidades negras y rojo sangre, encajan perfectamente con nuestra impresión de lo demoníaco. La animación destaca también durante las peleas y las luchas. Por tanto, se podría decir que tenemos dos tipos de animación mezcladas e intercaladas que dibujan muy bien estos dos mundos separados y unidos a la vez.

Por su parte, la banda sonora alterna entre melodías llenas de coraje y sangre y otras tristes y melancólicas. El opening es oscuro y muy pegadizo, así como la adaptación moderna que se ha hecho del opening original de la serie. La ost tiene ritmos electrónicos, reforzando esa idea de que es un anime adaptado a los tiempos actuales.

Devilman no Uta (op. original adaptado a Crybaby)

Man human (opening)

Crybaby


¿Debería verlo?

Es un anime de esos que no está diseñado para todos los gustos. Debido a la animación oscura y ciertamente psicodélica en algunas escenas, el sexo y la violencia explícita y el hecho de que no haya ningún tipo de filtro, hace de Devilman: Crybaby una serie no apta para todos los públicos. Sin embargo, la crítica despiadada, la brutalidad de la trama, la banda sonora y la majestuosidad de la animación la convierten en una recomendación absoluta. Una vez más, depende del gusto del consumidor y de lo que el espectador esté buscando y espere encontrar.

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